jueves, 15 de octubre de 2015

Rotura del ligamento cruzado anterior.

Los ligamentos cruzados anteriores de la rodilla son dos bandas de tejido conjuntivo fibroso muy sólido y elástico cuya finalidad es regular la cinética articular influyendo sobre la posición, la dirección y la magnitud de las fuerzas manteniendo la estabilidad. Sin embrago, la principal función del LCA es impedir el deslizamiento de la tibia con relación al fémur.


LCA sano
LCA.

Esta lesión afecta mayormente al sexo femenino incluso al realizar el mismo tipo de ejercicio en igual grado de intensidad que un hombre. No se conocen con exactitud las causas de esta estadística, sin embargo, las mujeres se recuperan mucho antes que los hombres de una rotura completa del LCA.
En los últimos años ha aumentado la incidencia de esta lesión en niños y adolescentes jóvenes, probablemente debido a la participación cada vez más temprana en deportes de competición.
La rodilla está formada además por 3 ligamentos más:
  • Ligamento colateral medial (LCM): en la parte interna de la rodilla. Evita que ésta se doble hacia adentro.
  • Ligamento colateral lateral (LCL): a lo largo de la parte externa de la rodilla. Evita que ésta se doble hacia afuera.
  • Ligamento cruzado posterior (LCP): trabaja junto al LCA e impiden que la tibia se desplace hacia atrás por debajo del fémur como hemos explicado anteriormente.


ligamentos

 Las principales causas que producen esta lesión son:
  1. Recibir un fuerte golpe al lado de la rodilla o en ella.
  2. Extender excesivamente la articulación.
  3. Realizar una parada rápida y cambiar rápidamente de dirección.
  4. Aterrizar de un salto rotando la rodilla.


rotura
Rotura del LCA.

Por ello, los deportes más comunes asociados con las rupturas del LCA son el básquetbol, el fútbol, el fútbol americano y el esquí.
Los síntomas que el paciente puede experimentar son los siguientes:
  • Puede oír o sentir un "pop" en el momento de la rotura, acompañado de un dolor que impide continuar con el ejercicio.
  • Inestabilidad de la rodilla (le falla, no le aguanta).
  • Inflamación y aumento de la temperatura en la zona.
  • Dificultad para apoyar la extremidad.
  • Limitación para doblarla y estirarla (por dolor).
A continuación, en este vídeo podréis obtener más información acerca de las diferentes causas y sintomatología experimentada en esta lesión.


El LCA, cuando se rompe se va deshaciendo como si fuese un trenzado de una cuerda, por lo que no se puede curar por sí mismo.
Existen dos tratamientos, el quirúrgico y el no quirúrgico, ambos dependen del propio paciente y de múltiples variables.
Si no existen otras lesiones, y el paciente no es deportista habitual, se puede optar por un tratamiento conservador, ya que la rotura del LCA no provoca dolor y permite una recuperación en unas semanas.
Para ello, deberá fortalecerse mucho la musculatura de la pierna para evitar fallos de la misma, y se prohibirán, evidentemente, deportes de riesgo de lesión, es decir todos aquellos que precisen de movimientos de giro o frenadas bruscas.
De esta forma se puede recuperar una vida normal, incluso realizar ejercicios de piscina, bicicleta y gimnasio sin operarse este ligamento, aunque siempre evitando los deportes mencionados anteriormente y sin participar en deportes de alta competición.
Algunos pacientes juegan al pádel o pueden esquiar tras las lesiones, aunque esto no es posible a cierto nivel debido a la pérdida de estabilidad.
Por todo lo expuesto, es fácil deducir que en pacientes jóvenes y activos el tratamiento de elección es el quirúrgico, realizándose reconstrucción del mismo. Hoy en día todas las técnicas que se realizan son por artroscopia.
El nuevo ligamento puede formarse con tendones propios (autoinjerto) o de un donante (aloinjerto). Los más utilizados son tendones de los isquiotibiales o del tendón de Aquiles. A los pacientes que se les ha realizado un autoinjerto muestran un periodo de recuperación postquirúrgico más largo debido a que se ha obtenido el tendón de una zona propia provocando dolor e inflamación.
A continuación este vídeo virtual muestra como sería el injerto del LCA.




La rehabilitación del LCA es muy larga y duradera, por ello es una de las peores lesiones para los deportistas habituales o de competición.
Esta recuperación suele durar entre 6 y 10 meses. En las primeras 2 semanas el paciente deberá permanecer en reposo, tomar antiinflamatorios y administrarse frío 3 veces/día durante 20 minutos. Además deberá andar con ayuda de muletas.
El paciente deberá acudir a un fisioterapeuta para iniciar lo antes posible el periodo de rehabilitación y poder volver cuanto antes, sin ningún problema, a realizar los ejercicios de la vida cotidiana.
Además el fisioterapeuta podrá realizar masages y aplicar vendajes neuromusculares, ultrasonidos y cinestesia para acelerar la recuperación del paciente.
El retorno al deporte competitivo se autoriza posterior a 6 meses de la cirugía, siempre que se haya completado un proceso de rehabilitación adecuado y exitoso.

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